La palabra conciencia debe su etimología al latín y hace referencia, en primera instancia, al conocimiento, pero de uno en particular: el que tiene una persona sobre sí misma. Involucra las sensaciones, los pensamientos y los sentimientos que va experimentando el individuo. Podría decirse que la conciencia es una especie de sujeto interior, que comprende las acciones que la persona va realizando e impone las normas morales de acuerdo con las cuales se manejará esa persona, las que suelen ser aprendidas y aprehendidas.
El concepto de conciencia puede ser abordado desde distintos enfoques. La ética se apoya en lo que hemos visto de las normas morales de comportamiento, y cree que el ser humano se siente obligado a actuar bajo esos principios derivados de su conciencia. En caso de no hacerlo, probablemente tenga lo que se llama cargo de conciencia, o remordimiento. En lenguaje coloquial, al momento en el que una persona se da cuenta de que ha actuado en contra de lo que le marca su conciencia se lo conoce como un mensaje de la ‘voz de la conciencia’, personificando al término.
Por esta importante carga de sentido ético es que la filosofía se ha preguntado muchas veces respecto de la conciencia. Entiende, a grandes rasgos, que la conciencia es la facultad humana de discernir entre el bien y el mal, y de este modo, ser responsable de los actos que realiza. Muchos autores han incluido a la conciencia dentro de su campo de análisis: René Descartes, que se propone dudar de todo lo que conoce hasta el momento, decide incluir dentro de su duda a su ética. Pero para encarar este examen, debe establecer una ética provisoria, y allí se da cuenta de que la realiza de acuerdo con su conciencia, de la que duda de su existencia física.
El ‘pienso, luego existo’, sin embargo, es una afirmación sobre la existencia y preponderancia de la conciencia. Immanuel Kant incluye dentro de las cuatro condiciones excluyentes de la ética humana a la conciencia moral, cree que es algo que está en todas las personas e incorpora aquel concepto de juez interno. Examina el caso del engaño a uno mismo y la falta de conciencia en su estado más desarrollado, y el imperativo categórico (obra de manera que todos obren como tú) como el punto más alto de la conciencia. Por último, para la filosofía materialista de Karl Marx, la conciencia se produce luego de un salto cualitativo en la relación entre el hombre y la naturaleza, a través de la satisfacción de sus necesidades materiales y la producción de la vida material. Relaciona el concepto con el lenguaje, e incorpora la idea de conciencia de clase: la capacidad de los individuos de darse cuenta de las relaciones antagónicas de clase en las que viven.
Fuente: http://concepto.de/conciencia/#ixzz4dbq0YmoD
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